UNA NUEVA FORMA DE PENSAR LA ENERGÍA

Por María Nohemí Arboleda Arango, Directora Técnica de RIAC.

 

Durante el progreso de e-RIAC 2021 nos concientizamos más aún de como la transición energética se ha convertido en un factor decisivo para enfrentar los nuevos retos que se presentan en la operación de los sistemas eléctricos a través de la experiencia de cada uno de los países de Iberoamérica. El sector eléctrico se está transformando y debemos propiciar una integración confiable, oportuna y sostenible de las nuevas tecnologías al servicio de la sociedad.

Vimos como el desarrollo socioeconómico está cada vez más guiado por políticas integrales que fomentan la descarbonización transformadora de las sociedades, en aras de la eficiencia y la sostenibilidad y de cumplir con los diferentes compromisos ambientales, especialmente a nivel Iberoamericano. Para lo cual, desde diferentes miradas, vemos como desde los países vienen desarrollando: Alto potencial para la integración de energías renovables y almacenamiento; Desarrollo de programas de Eficiencia energética; Hidrógeno verde como alternativa para descarbonizar los sectores más “difíciles” (industria de alta temperatura, transporte carga, marítimo, aviación) y con capacidad de almacenamiento y exportación; Desarrollo de “súper redes”: interconexiones regionales para aprovechar la complementariedad de recursos; Tecnología digital: eje central de desarrollo de nuevas tecnologías para modernizar la infraestructura y crear plataformas digitales que soportan los nuevos modelos de energía eléctrica y la aparición de nuevos mercados; Transformación cultural: una nueva forma de pensar sobre la energía, que mejore la resiliencia, confiabilidad y eficiencia, creando nuevas oportunidades y permitiendo la participación de los usuarios y finalmente; Innovación: nuevos modelos de negocio a partir de las capacidades actuales.

Se identifican nuevos atributos en los sistemas eléctricos como la flexibilidad y la resiliencia, que nos permiten no solo adaptarnos a la integración de una manera confiable y segura, sino también anticiparnos, prepararnos y adaptarnos rápidamente a condiciones cambiantes y soportar, responder y recuperarse de eventos de baja probabilidad y alto impacto. Pero también a ser resilientes desde el punto de vista de ciberseguridad, pues cada vez más crece nuestra infraestructura crítica que requiere conocimiento en ciberseguridad para reducir vulnerabilidades y mitigar riesgos.

El reto es la interoperabilidad de todos los nuevos actores, elementos y tecnologías de manera armónica a las plataformas de operación y mercado existentes para garantizar el suministro de energía de forma sostenible, flexible y resiliente. Resaltando la importancia de desarrollar procesos que permitan incorporar recursos en la canasta energética como el hidrógeno verde, y la necesidad de evolucionar hacia un entorno digital mediante la aplicación de nuevas tecnologías de analítica avanzada, blockchain, medición inteligente, inteligencia artificial e internet de las cosas.

Un aporte relevante es identificar cómo todos los países tenemos objetivos comunes para mitigar el calentamiento global, entendiendo que es un compromiso de toda la humanidad y que como sector eléctrico tenemos un gran potencial para afrontar los retos asociados a la disminución de gases de efecto invernadero.

Después de tres días de intensa pero gratificante jornada, como aporte a CIGRE, debemos seguir dando continuidad a temas como: apoyar la incorporación de FERNC y nuevas tecnologías de manera segura; mantener excelencia operacional en los procesos y personas; fortalecer la ciberseguridad; promover la transformación digital; aumentar la resiliencia, flexibilidad y confiabilidad; desarrollar nuevos mercados y; desarrollar zonas no interconectadas.

Es el momento de seguir trabajando juntos, articularnos y aportar a cambiar realidades desde nuestros roles.